Recorrido: Laguardia, Elvillar, Trespuentes (Iruña de Oca), Vitoria-Gasteiz.
Las cumbres de la sierra de Cantabria despiertan siempre la curiosidad de quien las traspasa, preguntándose sobre la vida al otro lado de las montañas.
Las nubes son las primeras que quieren entrar y les cuesta, sin embargo cuando se adentran descubren un paisaje suavizado por el Ebro que ha vertebrado la vida de sus habitantes desde la prehistoria hasta nuestros días.
La primera vista sobre la rioja alavesa es dura como la piedra de los dólmenes, de los puentes y de las murallas altas y robustas que acompañan en la arquitectura de sus cascos históricos.
Los arcos en los pasos invitan a entrar sin llamar y a callejear, a disfrutar de la más delicada de las expresiones artísticas: la policromía del pórtico de Santa María de los Reyes.
Por otro lado, la rioja es amable y se deja tocar. Llega hasta nosotros el aroma de sus caldos de reconocido prestigio internacional.
Las escasas lluvias y las temperaturas adecuadas hacen de esta zona el lugar idóneo para que el tempranillo madure y rompa en otoño con el silencio de la tierra. Momento de vendimia, gozo, fiestas populares y predominio de los sentidos.
Dejando atrás la Sierra, el viento del oeste nos conduce hacia Vitoria, actual capital de la Comunidad Autónoma Vasca y antigua villa medieval.
Dentro de la estructura de ciudad moderna que posee Vitoria, se diferencia claramente la división entre el casco histórico medieval reflejo de una intensa vida gremial existente en otra época y la arquitectura más moderna producida por grandes arquitectos desde los siglos XVIII hasta nuestros días.