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Entrevista con Jose Mari Armentia, Director de Alfa Arte

¿Cómo surge la idea de crear “una fábrica especializada en producir escultura”?

Alfa Arte

El origen de Alfa Arte se remonta al año 1992, cuando un nuevo grupo entra a formar parte de la propiedad del Grupo Alfa en una coyuntura de crisis económica. Este grupo de empresarios realiza un análisis profundo sobre los conocimientos, los productos y los mercados del grupo y concluye que existe un saber hacer importante sobre el metal y el proceso de fundición. Por otro lado, estos empresarios conocen la existencia de una pequeña fundición de Azkoitia que trabaja de manera aislada para los principales escultores del País Vasco, como Oteiza o Basterretxea. De esta manera, con el fin de salvar al grupo de una situación complicada, los empresarios deciden entre otras medidas incorporar la pequeña fundición al Grupo Alfa, creando una nueva línea de negocio que reoriente la actividad de Alfa hacia un nicho de mercado poco explorado hasta aquel momento.

En una primera fase, el negocio de Alfa Arte se centra principalmente en la fabricación de piezas de bronce para el mercado del regalo/decoración y el regalo de empresa. En el mercado del regalo la rotación cada vez es más baja debido a la evolución del hábito y la tendencia de compra: ya no interesa tanto adquirir una pieza de catálogo, sino que el cliente prefiere un regalo a medida. No obstante, esto no implica que en un momento dado y a consecuencia de la relación que se establece con los artistas/clientes no se puedan editar y seriar determinados productos.

A partir del año 2000 se realizan nuevas inversiones y se plantea una apuesta clara por acceder al mercado de la escultura pública y trabajar en proyectos complejos de grandes dimensiones, ya que la elaboración de productos estandarizados o de dimensión media no requiere un conocimiento tan específico o unas instalaciones concretas; además, la competencia es mayor en estos mercados.

En el año 2004 se produce un punto de inflexión con la adquisición del escáner que, a través del proceso de digitalización, ofrece la posibilidad de ampliar y reducir volúmenes.

Finalmente, en el año 2007 se toma una decisión estratégica: definirnos como una empresa de servicios más allá de nuestra labor como fabricantes de productos

“Poner la industria al servicio del arte y de los artistas”. ¿Cómo definís esta relación entre la industria y el arte?

En Alfa Arte nos planteamos esta relación como una puesta en valor de unas técnicas y tecnologías industriales al servicio de artistas o de gestores del patrimonio para la fabricación de cualquier concepto o idea que se les ocurra. Lo que ofrecemos es, más allá del producto, la capacidad de hacerlo: desde el diseño, pasando por la fabricación, hasta la instalación y, en algunos casos, la intermediación.

Alfa Arte pretende constituirse en un puente entre el arte y la industria, lo cual requiere conocer ambos campos y por eso nuestro equipo está compuesto por personas con perfiles vinculados a estas áreas: licenciados en bellas artes, profesionales del metal,… No somos meros intermediarios entre ambos ámbitos, sino que lo que nos hace creíbles es que conocemos el lenguaje artístico al tiempo que nos “manchamos las manos” en el taller. El artista valora que actuemos como observatorio de las transformaciones que se están produciendo en la industria y que de nuestra mano pueda acceder a la experimentación con nuevos materiales o procesos. Aunque no siempre es así, porque también hay artistas que acuden a nosotros para realizar trabajos puntuales muy concretos y para otros proyectos utilizan otros talleres.

Queremos convertirnos en un referente para los artistas y que nos consideren como una fuente de conocimiento del ámbito industrial aplicado al arte. Ello nos exige tener una visión global del sector más allá del día a día.

¿Cómo es la relación entre el artista/cliente y el equipo de trabajo de Alfa Arte?

Consideramos fundamental el diálogo previo con el artista porque nuestro trabajo consiste en poner a su servicio nuestra experiencia, técnicas y tecnología para que se adecuen a las características de su proyecto, y esto no es posible sin un profundo conocimiento y comprensión de lo que el artista desea conseguir. Por eso la relación con el artista ha de ser muy estrecha, porque al fin y al cabo formamos parte del proceso productivo de su obra.

“Queremos llegar a ser un referente europeo”. ¿Qué otras experiencias similares conocéis y cuál es vuestra posición respecto a las mismas?

En el ámbito del País Vasco existen otras fundiciones, pero ninguna dispone de unas instalaciones como las que posee Alfa Arte y que permiten trabajar con elementos de grandes dimensiones. En el resto del estado también hay pequeños y medianos talleres que fabrican escultura básicamente en metal, pero también encontramos empresas que se sitúan más en la línea de Alfa Arte como son CAPA y MAGISA, que han participado en grandes proyectos a nivel estatal.

Aunque actualmente nuestro reto consiste en seguir profundizando en nuestra relación con el mercado estatal, lo que fundamentalmente nos interesa es introducirnos en el mercado internacional. Relaciones como la que actualmente mantenemos con Miquel Barceló y otros artistas de talla internacional son muy interesantes porque con ellos se ponen en valor nuestra filosofía y dinámica de trabajo. Ya empezamos a recibir encargos desde Francia, también por razones de proximidad, pero queremos dar un salto mayor y situar nuestra industria a nivel europeo, porque consideramos que estamos bien posicionados desde el punto de vista industrial: disponemos de medios, capacidades y posibilidades para convertirnos en un referente en Europa, aunque nos falta adquirir un mayor carácter artístico para estar a la altura de Francia o Italia.

¿Qué ofrecéis que no ofrezcan otros?

Además del conocimiento y experiencia de los trabajadores de Alfa Arte, disponemos de medios tecnológicos avanzados y de unas instalaciones preparadas para asumir proyectos complejos, pero nuestro principal atractivo reside en el grado de especialización que hemos logrado, ya que somos una industria que se dedica al arte y solamente realiza proyectos artísticos o vinculados al patrimonio.

Otro valor añadido que ofrecemos es la pertenencia al Grupo Alfa, que nos permite acceder a otras técnicas, materiales y procesos de trabajo de otras empresas industriales del grupo.

Escultura pública. ¿Para quién trabajáis, de dónde vienen los encargos, hacia dónde evoluciona la actividad de Alfa arte?

Aunque continuamos produciendo escultura pequeña y mediana y tampoco hemos abandonado el mercado del regalo, que ha evolucionado hacia la elaboración de productos muy concretos para conmemoraciones, logotipos, recordatorios, etc. actualmente Alfa Arte apuesta claramente por la escultura en espacio público, por lo que nuestro reto es posicionarnos en el mercado como una fábrica al servicio de los artistas para producir proyectos escultóricos de gran envergadura. No obstante, sin dejar de dar servicio de fundición en bronce, también queremos ampliar nuestra actividad a otros procesos, otros materiales; nos interesa cualquier diálogo con artistas que quieran trabajar objeto y volumen.

En cuanto a los mercados, tal y como muestran las referencias de los trabajos que hemos venido haciendo, nuestra actividad se ha focalizado en el País Vasco, pero a lo largo de los últimos años hemos ido ampliando nuestro mercado de la mano de las instituciones en mayor medida que de los artistas. Es cierto que el artista valora la cercanía de los talleres y los medios que necesita para desarrollar su actividad, pero los encargos realizados por instituciones, que han consistido en la elaboración de esculturas de personajes locales ilustres, nos han llevado a contactar con otras instituciones del resto del estado para producir este tipo de escultura, lo que nos ha permitido, a su vez, conocer a artistas de otros lugares para los que también hemos llevado a cabo algunos proyectos. De todos modos, el País Vasco sigue siendo nuestro principal mercado.

La digitalización también ha supuesto un salto importante hacia el mercado nacional e internacional porque permite trabajar con los artistas en la distancia: basta con que nos envíen una maqueta de la escultura del tamaño que deseen y mediante la digitalización nosotros la reproducimos físicamente en una impresora de polvo de escayola o mediante el mecanizado en porexpán a cualquier escala; posteriormente, el artista acude a nuestro taller para moldear la figura a su gusto y a partir de aquí procedemos a su fundición. Este es el proceso de trabajo que hemos seguido en el caso de la escultura de los elefantes de Miquel Barceló, aunque en esta ocasión y dadas las dimensiones del elemento hemos mecanizado el porexpán en lugar de utilizar los polvos de escayola: se ha creado un documento informático de la imagen, se ha trasladado a una máquina de control numérico y mediante una fresa se ha recortado el porexpán hasta elaborar la figura a tamaño real; entonces el artista ha moldeado el elemento a su antojo y una vez que ha terminado se ha realizado el proceso de fundición de la pieza. En definitiva, gracias a la técnica digital la distancia ya no supone un obstáculo entre el artista y el taller.

En definitiva, nos queremos centrar en el triángulo dibujado por la industria, el arte y el patrimonio y trabajar en el área que delimitan estos tres ejes. También nos interesa introducirnos en el ámbito de la arquitectura en el que aún no nos hemos posicionado, aunque hemos hecho algunas cosas indirectamente a través de algunos estudios de arquitectura.

Perfil del equipo de trabajo: combinación entre lo artístico y lo técnico.

El equipo de Alfa Arte es multidisciplinar, está compuesto por unas 25 personas y la media de edad se sitúa en torno a los 45 años. Algunos ya pertenecían al Grupo Alfa en el momento en el que se constituyó Alfa Arte; por lo tanto, cuentan con una dilatada experiencia en el sector industrial. Otros se han ido incorporando a lo largo de los años y han aportado un perfil más artístico. Si entramos en una dinámica de crecimiento, tenemos previsto ampliar el equipo, rejuvenecer la plantilla y definir un poco más el perfil del trabajador de Alfa Arte: un perfil polivalente, que tenga la capacidad de enfrentarse a nuevos proyectos cada día.

“Vocación estratégica: analizar y contrastar la aplicación de las últimas tecnologías al arte”. ¿Cómo entendéis la innovación en el marco de vuestro proyecto?

Como ya hemos explicado anteriormente, consideramos fundamental incorporar las nuevas tecnologías a nuestro proceso de trabajo. Por otra parte, en el Grupo Alfa contamos con una unidad de I+D+i en la que tratamos de analizar y dar respuesta a todas las consultas que nos llegan a través de los artistas sobre la aplicación de nuevos procesos y materiales. La clave consiste en que cada consulta significa un input para generar un proceso de I+D+i, a partir del cual analizamos si el nuevo elemento que nos plantean fabricar requiere de la incorporación de nuevos conocimientos, de aplicar un tratamiento distinto a las técnicas que ya dominamos, de sumar diferentes técnicas que hasta el momento no habíamos utilizado en conjunto,… Todo ello va a provocar cierta dinámica innovadora.

¿Qué nuevas áreas de negocio vinculadas al arte os abre la innovación?

La digitalización nos mostró otro mundo. Inicialmente, la inversión en este tipo de tecnología se orientaba hacia el modelado físico, pero nos dimos cuenta de que se puede digitalizar casi cualquier cosa y después reproducirla, con lo cual empezamos a tomar contacto con el campo del patrimonio: reproducción de huesos, cráneos, escenografías complementarias, etc. Esta técnica permite reproducir otro tipo de texturas y en otro tipo de materiales como las resinas. Gracias a esta tecnología hemos realizado todo el proyecto de la escenografía complementaria de la réplica de las cuevas de Ekain, Ekain Berri, incluido su montaje e instalación, en un tiempo récord.